Nace en San Carlos (Edo. Cojedes) el 20.4.1857
Muere en Caracas c. 1935
Muere en Caracas c. 1935
Periodista, político y diplomático venezolano. Se destacó por llevar a cabo labores policiales y de espionaje durante los gobiernos de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, con la finalidad de conocer las actividades de los movimientos de posición en el exterior. Fueron sus padres el general Benito María Figueredo y Filomena Figueredo. También era pariente del coronel de la Independencia Fernando Figueredo Mena. Luego de cursar estudios primarios y secundarios en su ciudad natal, se trasladó a Caracas para realizar estudios de derecho en la Universidad Central de Venezuela. Dos años después, abandonó los estudios para incorporarse al Ministerio de Relaciones Exteriores como secretario del cónsul de Venezuela en Trinidad. En 1882 regresó al país y se dedicó al periodismo. Fue colaborador del diario La Opinión Nacional de Caracas y fundador en esa misma ciudad de El Granuja (1885).
Entre 1887 y 1888 fue secretario de la Cámara del Senado. Luego vinculado estrechamente con el general Antonio Guzmán Blanco, fue designado secretario del Consulado General de Venezuela en España (1888-1889). Desde ese cargo realizó gestiones de diversa índole que le permitieron localizar importantes documentos sobre el problema limítrofe que para entonces confrontaba Venezuela con la Guayana Británica. Envió la información recabada al ministro plenipotenciario de Venezuela, general Guzmán Blanco, quien valiéndose de esa documentación planteó al gobierno inglés, a través de intermediarios, que la frontera debería fijarse en el río Esequibo. A mediados de 1889, Guzmán Blanco renunció a su cargo diplomático, al tiempo que Figueredo dejó el consulado español y viajó a Nueva York. En 1890 regresó al país y se residenció en Barcelona (estado Anzoátegui), donde se desempeñó como secretario general del presidente del estado, general Domingo Monagas. En 1891 fundó en esa población oriental el periódico El Resumen. Posteriormente fue nombrado jefe de Estado Mayor y auditor de guerra del Ejército de Oriente. Luego del derrocamiento del presidente de la República Raimundo Andueza Palacio (marzo, 1892) viajó a Curazao y Nueva York, donde permaneció hasta 1895 cuando regresó al país y asumió nuevamente la dirección del periódico El Granuja.
En 1897 fue designado comisario general del territorio federal Delta Amacuro, por el presidente de la República Joaquín Crespo. Sin embargo, a los pocos meses renunció al cargo y regresó a la capital para continuar al frente de su empresa periodística, la cual fue clausurada al año siguiente por el presidente Ignacio Andrade, acusándola de fomentar la revolución publicando diariamente noticias de la guerra. Durante el gobierno de Cipriano Castro se encargó de la Agencia Comercial de Venezuela en Curazao desde septiembre de 1900 hasta diciembre de 1901 cuando por un breve período ocupó el mismo cargo en Trinidad para luego volver a la oficina de Curazao. Desde esa posición, más que realizar gestiones relativas a las negociaciones comerciales, se ocupó de informar sobre los movimientos de exiliados de manera detallada y con frecuencia interdiaria; envió recortes de prensa, comentó las entradas y salidas de los enemigos del gobierno e informó de los fines e integrantes de las reuniones que se hacían en la isla. Figueredo fue uno de los informantes de los preparativos de la Revolución Libertadora (1901), alertando a Castro sobre cada una de las actividades de sus enemigos: Eugenio Segundo Riera, Nicolás Rolando, Ignacio Andrade, Juan Pablo Peñaloza, Manuel Antonio Matos, entre otros. Como premio a su lealtad, Castro lo nombró cónsul de Venezuela en Curazao (1903) y Nueva York (1904-1907), cumpliendo desde este último cargo la misma actividad de espionaje. En 1907 fue acusado de haber cometido irregularidades administrativas, siendo destituido del cargo por el propio Castro. En Madrid publicó el libro Presidenciales (1908), en donde narra sus relaciones personales y políticas con los presidentes de Venezuela, desde Antonio Guzmán Blanco hasta Cipriano Castro. Entre 1910 y 1916 se dedicó nuevamente al periodismo, colaborando en El Universal y El Nuevo Diario. En 1918 fue designado de nuevo cónsul de Venezuela en Nueva York, cumpliendo desde allí las mismas funciones de espionaje, que realizó durante el gobierno de Castro. Desde Nueva York, primero, y luego, por un corto período desde Madrid, se ocupó de informar a Juan Vicente Gómez de las conspiraciones que se fraguaban en su contra, así como de comentarle las noticias que acerca de Venezuela se publicaban en la prensa norteamericana. En 1929 abandonó la diplomacia y regresó al país, incorporándose como periodista al diario caraqueño La Esfera.
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